De lo que ocurrió en el velatorio del compadre fredy Jiménez

Agarranse los machos!
Viene Chavela Vargas - anuncia
Doña lucrecia muy consternada.

Los presentes se giran, hay cuchicheos. Ahorita soy yo el chisme, segundo el muerto.

Como péndulo avanza perjudicada. El tequila en vena, arde la entraña.

Al llegar frente a usted, don José Alfredo, esta pena consumo abrazada al cuerpo.

Con la garganta rota, la voz un hilo. Esta ranchera padre se la dedicó.

La noche clara nos vio salir juntos de madrugada. Testigo de dos compadres que hoy se separan.

Ayer juntitos, amarraditos con la parranda, entre el quejio y los lamentos de mi guitarra.

Discusión en la barra, peleas, gritos. Indiferente , fredy me atiende, yo le platico.

Muchas las horas muertas. Que pendejada!. Pasados los dos de tragos, rozando el alba.

Con brusquedad el estribillo se interrumpe ya, de tu vera algún broncas me intenta apartar.

Yo forcejeo orgullosa no me resigno a marchar. Escuchan la voz de la viuda. Por fin me dejan en paz!.

Apartense de Chavela, apartense se lo pido, la muerte hoy nos arranca, del compadre, del marido.

La miro agradecida sin palabras entendemos. Como misión sólo tuve, presentarla mis respetos.

Me voy por donde he venido, haciendo eses me alejo.
Hoy mi alma viste de luto, envuelta en mi poncho negro.

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