Callejero

Callejero como siempre.
Como en nuestro encuentro en el parque. Pillado, agazapado con las orejas gachas y aire triste enterraba el último tesoro  cuando decidiste adoptarme.
Arrastrado. Al trote, concentrado en el running de tus  nalgas, jadeante pasos atrás con las orejas en alto.
Ladrando al paso de cualquier sospechoso sujeto.
Baboso al mendigar caricias y recibir la familiar palmadita en el lomo, salir al encuentro del beso y estrellarse contra el muro de unos labios apretados. Me montas sí según el humor e impides que tome las riendas del placer.
Desterrado en el cubil, vacaciones o festivos te largas sola o con amigas, añades a la lista múltiples razas, rastro de mordiscos en la piel, aullidos.
Callejero , ignorante de mi pedigrí disculpo tus malas pulgas conmigo.
Honro la ausencia nada más aparecer en el hall con la maleta.
Como el chucho que soy, con el rabo entre las piernas te humedezco de juguetones lametones.
Quita !- me regañas apartándote..
Regreso cabizbajo a mi lugar.
Cuando respirar el indulto Maléfica?
Grrrr !.

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