Pidió un deseo y apagó las velas

Pidió un deseo y apagó las velas , custodiada por los suyos, la paternal mirada del marido sobre Ella quién murmura .
Feliz cumpleaños mi príncipe!!
Cierra los ojos fuertemente, se abraza, meciéndose como el día que parió a Oliver.
Ese día, levantaba la vista hacía él,  lucia una amplia sonrisa.
No es hermoso? _ pregunta sin perder detalle de la pequeña calva, cubierta por una fina pelusilla dorada, el botón chato, los celestes ojos, inmensos, espiandola, los sonrosados mofletes, nada que ver con el cuerpecito sucio, arrugado, depositado en el regazo minutos antes. Él asiente con los ojos vidriosos, retratando e km nol feliz acontecimiento.
Al día siguiente, Oliver demostraba todo su poderío vocal en brazos de mamá.
Enfurruñado fruncia el ceño, agitaba los puños y los pies, acompañantes del  desgarrado 
llanto. Los nóveles papas, intercambiaban miradas interrogantes cuando la puerta se abrió y aparecía la enfermera acercándose hacia ellos, extendía los brazos donde ella depositaba al enojado bebé y ambos la observan abandonar la habitación sin mediar palabra. Horas después, el agónico transcurrir del tiempo, la ausencia de noticias, las evasivas respuestas y el veredicto trágico. Lo sentimos, su corazón no resistió. A veces sucede, existe un 2% de mortalidad. La muerte del lactante. Es la fatalidad.. Duerme, duerme negrito que tu mamá está en el campo negrito ....-canturreaba ella la conocida nana, meciendo entre sus brazos un bulto invisible. Querida, anda, sopla las velas -le pide él. Ella asentía ensimismada, a oscuras, pediría un deseo y apagaba las velas.




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