Los canutillos
Todos los participantes/ ingredientes preparados en sus puestos. El altar/ sartén, cubierta con la justa chorretada de dorado líquido, delicado espejo.
Chof, chof, chof, chof, chisporroteo este, al aumentar la combustión parece magma derretido.
Dos cucharadas soperas , de mantequilla, son arrojadas al aceite bravo.
Un vaso de harina, completa la mezcla, es la encargada de proporcionar consistencia a la masa.
La cuchara revuelve con brío a esta aspirante a crema pastelera, en un principio grumosa.
Vueltas y más vueltas para
desaparecer los grumos.
Vierto un poco de agua,, trato de conseguir que engorde esta especie de papilla. Meto la cuchara, p
Pruebo,paladeo,se derrite en la boca. Siento las pupilas dilatadas
Obtenida la crema pastelera, se extiende uniforme sobre el mármol como un continente sustancioso. Se intensifica el ambiente dulzón en la cocina. El aceite, de nuevo cubre la sartén, como un lago, espera la señal del borboteo para freír los cilindros. Chapotean juguetones hasta dorarlos
Los retiro, relleno el interior de los canutillos con la crema. Como deseo hincarle el diente pero fuera distracciones, me concentraré en la labor, precisa y con buen pulso sino quiero que termine
en chapuza. Uhm !!! sentir en las fosas nasales un chute generoso de azúcar
Voila !!! lista para colocar la guinda. Llenar un colador de azúcar glasé y espolvorear con suaves toques los canutillos que reposan ya
sobre la bandeja. Unos improvisados visitantes, muy finos de olfato asoman la cabeza tras la puerta.
Mmmh ! A qué huele tan rico?_ me interrogan.
Canutillos_ respondo como
un pavo real. Podemos pasar?.
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