La campana 🔔 de Gastaca
El excelentísimo/ ilustre Don José Ramón Gastaca, fue alcalde de Barakaldo, allá por el siglo XXI.
Hombre
Cuentan los más antiguos de la anteiglesia que a finales del XIX, hubo un alcalde de los de ideas fijas.
En el que no encajaba la blasfemia u todo aquello que sonará a inmoralidad.
En aquellos años, eran frecuentes ver y oír el tintineo de campanillas y cascabeles que anunciaban la presencia de un carro de carga, cuyo arriero hacía sonar su trallo mientras de su boca salía juramentos para animar a las bestias en su caminar.
La lentitud de los carros de bueyes también daban motivo a los tacos.
Tampoco quedaban libres los conductores de " celesines " o los usuarios de burros de todos los tamaños. En los que el palo era acompañado de la blasfemia, palabrotas que herían los oídos de los más beatos.
La anteiglesia contaba entonces con 5000 habitantes y los accesos al pueblo eran dos y empedrados.
Una por Retuerto, atravesando/ pasando la vega de ansío y subir la plaza de Landaburu. Otra desde la carretera Bilbao/ Santurce para subir la cuesta de Pormetxeta. Dos buenas subidas para soltar " sopas y culebras ".
El sr alcalde vivía en la entrada principal de Landaburu, siendo testigo directo de las palabras malsonantes así que cursó un bando en el que recomendaba no jurar ni maldecir a Dios, La Virgen y los santos. Había de remediarse de otras maneras pero nunca con maldiciones.
La gente del pueblo opinaba que mejor arreglar los caminos y menos multas pero la ley era la ley y se cumplió a rajatabla.
Nunca se supo a cuánto ascendió el recaudo de sanciones pero aquellas perras gordas y chiquitas se convirtieron en bronce sonoro.
Sonora y sonada fue la campana que el alcalde consiguió colgar en la " espaldaña " de la parroquia de San Vicente a cuenta de las multas.
En la campana se podía leer lo siguiente: Los que con palabras villanas a Dios y sus santos ofendieron, con sus multas contribuyeron a fundir está campana. Y cómo prueba de ello, aparecía su nombre : J. R . Gastaca. desconocidas, se rajo. En 1942, el párroco de San Vicente, Don Pablo de Guezala la mandó trocear y fundirla para volver a rehacerla de nuevo. ( 233 )
Trallo instrumento musical antiguo, celta.
Don Severo Gastaca, descendiente de los Iturza e ilustre alcalde de Barakaldo, nacido en la casa familiar ubicada/situada a la entrada de la popular campa del pito ( ni idea del origen del nombre ), es un hombre de cálculo, recio hasta la medula y muy muy devoto (47 ).
En época de Don Severo, Barakaldo era una extensa pradera de caseríos desperdigados a la vera del rio Castaños (66). Tal lienzo contrastaba con la estampa / el aspecto plomizo del barrio bajo del Carmen, junto a la fábrica del mismo nombre con su elevada chimenea . Pese a su condición de terrateniente además de regentar una importante tejera en Beurko, era muy apreciado/popular entre sus paisanos. Presumía de buen talante, de atenderles en sus necesidades, alternar con ellos en el bar de Crispin y disputar partidas de bolo en Rontegui. No obstante, contaba con muy malas pulgas, en especial con lo relacionado con el decoro y los palabrotas ( palabras malsonantes ).
Esto ocurría (150 ) cuando precedido de la alegre tonadilla de los cascabeles ,simultáneamente, ascendía el arriero tocando el cuerno por la empinada cuesta de Landaburu.
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