La Sole y yo

Conozco a La Sole hace tiempo,
es presencia permanente en mi vida.
No la profesó rencor
pese a ser aliento de renuncia, olvido....
El dedo hurgaba en la nariz
cuando comparecía puntual,
alerta a cualquier atisbo de individualidad.
En tiempos de pintura rupestre
en la pared estampada,
charlas con el celular de la ducha
o sepultada entre libros.
Y ella cual moscardón.
En los ochenta despertó bélica,
no le bastaba sorprenderme  en el cuarto,
hecha un ovillo
ni escupir palabras en vacías cuadrículas;
enojada con El Todo.
La Sole exigía un status  propio.
Clavaba su aguijón, eliminaba afectos,
se cobraba cadáveres de ruptura,
traición hasta entrados los treinta.
Un domingo de cónclave familiar cesó de incordiarme.
Si bien solía aún recibirla.
Las  apariciones eran
cada                   vez
             menos
         frecuentes
Solía perfurmarme de delicadeza.
          Actuaba
en la era del aburrimiento,
concedía bendiciones:
1. La iluminación en clave de verso
2 .El romance más real conmigo.
Sí, supo engatusarme la muy fresca.
Hoy, en el ecuador de la vida,
fantaseó con nuestra unión,
abrazo el sí a su compañía.
La Sole, mi lazarilla,
Congratularme  por quien soy.
Retorno al hogar.
        

Comentarios

Entradas populares