Sirenas

Somos las sirenas de Gran Playa y tenemos el cuerpo lleno de escamas. Este era nuestro grito de guerra. Durante el día, el sol abarcaba todo, transmutaba la piel húmeda en dorada mediterránea.
Por la noche, jugábamos traviesas a la seducción.  El halo de la luna se colaba en la habitación, convertida en espontáneo bazar donde lanzar al aire shorts flúor, raquiticos tops ,  falditas de vértigo. A medianoche, daba comienzo el show.
Juventud divino tesoro ! - debían pensar Agustín,  el Sr. Carmelo, y su hija " hola vecinas " alias Maria  Dolores y el resto de vecinos ( sentados a la fresca ) , con sus atónitos ojos fijos en aquel desfile tropical. Nos dirigíamos a la movida mientras la luna en su esplendor nos guiñaba un ojo. La noche conspiradora,  tejía de encuentros las siguientes horas en Elcano.
La marcha arrancaba cuando nuestro garbo transpasaba  el umbral y bien situadas, observábamos el cruce de vidas pasar delante nuestro.
Las vascas, como eramos conocidas por lugareños y veraneantes eramos captadas enseguida por el radar masculino iniciando así la trama de conquistas por capítulos. Unos serían una mera anécdota  , otros se convertirían en aliados sobre la arena conversando bajo el foco de indiscretas estrellas.
La arena entraba por nuestra ropa interior según la noche avanzaba.
De fondo, " ex tasi  / ex tano  sonaba atronadora de banda sonora.
Era la señal para entrar en el Olimpo y descoyuntar los mienbros  subidas a una tarima , algunos ojos en la tenue luz seguían el remolino de nuestras falditas a lo Mary  Quant, la piel bronceada y los más avispados hasta el color interior / de braguitas.
Era el broche de oro a  la noche.
En la frontera con el día retornabamos a la Avenida Salamanca,  entre risas rememorabamos  las conquistas,  nos jactabamos de la gloria obtenida. Cuaderno de bitácoras meses después, en el húmedo invierno  euskaldun, mortales de condición. Somos las sirenas de Gran Playa y tenemos la cola llena de escamas  - tatareabamos.
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