PIEDRAS

El cabecilla del grupo retrocedió. Apuntó desde el ángulo justo, lanzó con ímpetu la primera piedra.
A su gesto se añadieron otros cientos de manos empuñando piedras afiladas.
Lluvia de piedras dirigidas a dar en el centro del hoyo; cavado horas antes.
Algunos niños, abducidos por tal alarde de fervor les imitaban arrojando piedras de gran calibre. Impacientes por derribar la figura fósil de ojos cerrados con determinación.
Tan solo los cabellos eran azotados por el viento y un aliño de hilos púrpura teñía sus mechones. De manantial a Río, cubriendo el cuerpo. En décimas de segundo, las piedras se multiplicaron y ella se esfumó.
 

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